Reto 8

Marisa estaba perdida. No sabía donde estaba, no sabía como se llamaba. Repetía una y otra vez: "Me están siguiendo, me van a matar". Nadie del manicomio sabía de donde había salido, le habían puesto Marisa porque a veces ella decía ese nombre pero desconocía su nombre verdadero. Había sido encontrada desnuda en el medio de la calle murmurando cosas sin sentido hacia un mes. La habían ingresado a la unidad psiquiátrica en un intento de rehabilitarla pero no había funcionado. A veces solía pegarle a las enfermeras cuando estas intentaban darle de comer, poseía una fuerza extraordinario por la cual varias de las que trabajaban en lugar habían quedado marcadas por algún moretón. 
A veces reía, de un modo frenético cuando veía que algunos de los otros internos se golpeaba o se lastimaba. Parecía disfrutarlo. Jamás miraba a los ojos de las personas esquivaba la mirada de todo el mundo, y constantemente tenía la cabeza baja. Como parte de la rehabilitación se intentó que incursionara en la pintura ya que a muchos de los pacientes les servía como método de canalización de los sentimientos. Ella en las hojas blancas dibujaba garabatos circulares negros. Llenaba todo de esos manchones oscuros, hasta la habitación en donde dormía estaba llenos de estos. Aún los médicos no descifraban que era lo que le estaba sucediendo. Ellos decían que estaba como en una especie de limbo del cual no podía salir pero que era capaz de comprender todos lo que pasaba a su alrededor. 

Comentarios

Entradas populares